Amsterdam
Tras una noche agotadora debido a
los largos paseos que habíamos dado por el centro de la ciudad, lo lejos que
estaba el camping y los nervios de estar demasiado lejos de casa hizo que nos despertamos
bastante tarde. Pero las vistas al despertarnos no podían ser mejores, era como
una especie de ribera de un río. Para quien vaya a Amsterdam que no dude en ir
al camping Zeezsburg (O algo parecido a esto).
Después de una ducha bien
merecida era hora de empezar a funcionar como un equipo, pues a partir de aquí
era el momento de empezar a gastar lo mínimo. Era hora de desayunar y mientras comíamos,
todavía recuerdo como ese bocata me dio la vida, estábamos planificando el día,
según parecía couchsurfing había dado sus frutos y un chaval que vivía en
Haarlem, a 15 minutos de Amsterdam en tren, nos acogería esa noche. Pero hasta
la noche teníamos claro que seguiríamos viendo Amsterdam, por lo que tras
recoger todo y con las energías cargadas era el momento de volver al camino.
Estando a dos horas del centro
andando, decidimos que l mejor manera de ir al centro era el tranvía, por lo
que en menos de 20 minutos estábamos ya en la Estación Central otra vez,
preparados para caminar por el centro con nuestras mochilas en la espalda. Fue
un día bastante provechoso y visitamos bastantes sitios entre ellos destaco los
dos que más me decepcionaron: La casa de Anna Frank que con una cola de 3
horas, fue una decepción; El barrio rojo, creo que no merece ser llamado
barrio, es una calle con un canal en medio y nada más aunque dicho sea, tiene
su encanto, sin embargo tampoco es que sea muy allá, el choque cultural de ver
a las prostitutas que te guiñan el ojo en un escaparate es lo más chocante y lo
que hace que valga la pena la visita.
Andamos durante 5 ó 6 horas ese día de verdad
que fue una pasada lo que aguantamos, hasta que encontramos un supermercado y
una plaza tranquila dónde coincidimos con un par de españoles con los que compartimos
nuestros planes futuros aparte de una compañía mutua mientras comíamos, y si,
se quedaron asombrados con lo que pensábamos hacer.
Amsterdam, más allá de su centro
turístico, tiene un encanto especial, pero bajo mi opinión el hecho de que
tantos turistas la visiten no le hace bien, en cuánto a belleza hablando, desde
el punto de vista económico está claro que es lo mejor que le ha pasado.
Amsterdam, sinceramente me decepcionó y realmente no sé el por qué, pero no
cumplió mis expectativas, al fin y al cabo no es más que una ciudad simple sin
nada demasiado emblemático, en la cual lo mejor que puedes hacer es fumar un
porro ó pasar un rato con una señorita de compañía de forma legal (Cosas, que
aunque sean ilegales, pueden hacerse en cualquier país del mundo y seguramente
mucho más barato ambas).
(El barrio rojo, Amsterdam)
Tras este largo paseo, era hora
de poner rumbo a Haarlem, donde nos esperaría uno de los grandes hombres que
nos acogió, Javi. Nuestro primer pensamiento fue el de ir haciendo autostop,
pero viendo lo grande que era Amsterdam, nos dimos cuenta de que era un paseo demasiado
largo para llegar hasta las afueras así que nos colamos en el tren, enserio,
nunca paguéis un tren en Holanda, los revisores son entidades de ficción y así poníamos
camino al sur, camino a casa, para la que aún nos faltaba mucha carretera y
demasiadas aventuras...
(Amsterdam, Paises Bajos)