La llegada a:
Esta historia es la segunda parte de cómo empecé
a viajar y nunca he mirado atrás. Después de llegar al aeropuerto con casi dos
horas de antelación por los nervios del momento y tras la espera finalmente
embarcamos en el avión. Aún recuerdo el calor que hacía esa tarde y los nervios
del momento, yo nunca antes había volado, era mi primera vez y estaba muy
nervioso aunque finalmente, el vuelo fue sin incidentes y tras tres horas estábamos
aterrizando en Schipol (Amsterdam).
Tras las fotos de rigor en el cartel de
Iamsterdam, seguimos nuestro camino, cogimos un tren al centro de Amsterdam, cuando
llegamos eran las 10 de la noche. Nuestra aventura empezaba a tomar forma, estábamos
a más de 2000km de casa y aún no sabíamos como íbamos a volver. Mi primer
recuerdo del viaje siempre será cuando nada más coger el tren, empezamos a hablar
con un chaval y después de una conversación sin pena ni gloria dijo una frase
que nos impacto y que hizo que a mi compañero de viaje sin entender inglés se
le iluminó la cara casi más que a mí al oírla: "Welcome to
Amsterdam". Al escuchársela los dos estábamos bastante seguros de que
Amsterdam iba a merecer la pena más allá de los tópicos que la rodean acerca
del barrio rojo y la marihuana.
Al llegar a la estación central de Amsterdam
estaba anocheciendo y aún no sabíamos dónde íbamos a dormir esa noche, recuerdo
que teníamos un par de campings pensados, uno bastante lejos y otro atrás de la
estación central, simplemente cruzando el canal con el ferry, pero eso ahora no
nos preocupaba estábamos en una ciudad desconocida y a pesar de llevar las
maletas a cuestas, lo que queríamos era explorar. Solo hicimos una pregunta y
era: “¿Cuándo pasa el último tranvía?” Sabiendo esto, nos disponíamos a
explorar y empezamos a caminar dejando atrás la estación central, dimos un
largo paseo hacía el centro y llegamos a la Plaza Dam. Sinceramente lo primero
que nos impactó de la ciudad era la gente, es decir es una cultura totalmente
diferente a la nuestra en el sentido que si aquí alguien lleva el pelo verde,
se le mira totalmente como si fuera peor persona que alguien que parece que se
ha escapado de un cortijo y todo el mundo o la gran mayoría, llevaban tatuajes
y no estaban mal vistos. Realmente era como estar en otro mundo desconectado de
los prejuicios que tiene nuestra cultura respecto a estos temas.
Era evidente que tras una hora caminando teníamos
que hacer algo típico de Holanda y ¿Qué hicimos? Está claro que ir a un coffee
shop y comprar marihuana, yo realmente no suelo fumar asiduamente pero estábamos
allí y teníamos que hacerlo, por lo que tras comprar un gramo que realmente a
pesar de fumar todos los días mínimo un porro grande, nos duró siete días. La
marihuana allí es realmente cara pero en el fondo lo tomamos como una inversión
y cierto es que nos cundió. Tras esto empezamos a andar de vuelta a la estación
central y nos ocurrió otra cosa típica de Amsterdam. Un negro de casi dos
metros se nos acerco a las 12 de la noche y nos dijo: "Cocaine, extasis
what do you want?" Evidentemente nos entró un ataque de risa por la
situación y después de rechazar amablemente su oferta seguimos nuestro camino a
la estación central por lo que nuestra odisea por esa primera noche había
terminado. Cogimos el último tranvía que nos libró de un paseo de casi dos
horas con 17kg a cuestas cada uno, tras llegar y montar la tienda de campaña,
solo tuvimos fuerza para cenar un bocata que traíamos de casa, fumarnos un
porro, beber agua y caer muertos....
Amsterdam Centraal (Amsterdam, Paises Bajos)